martes, 9 de marzo de 2010

JUVENTUD REBELDE (09/03/1811 El Tambor de Tacuarí)


Tarde del 9 de Marzo de 1811. A orillas del río Tacuarí el ejercito patriota comandado por Belgrano en su expedición al Paraguay se encuentra mermado y en franca retirada después de varias derrotas.
Una columna argentina de 235 soldados carga con las armas a discreción sobre una confiada posición realista de casi 2.000 hombres pertrechada con más y mejor artillería. El temarario ataque intenta cubrir el reposicionamiento de sus compañeros.
La infantería va formada en ala, la caballería en dos pelotones de 50 jinetes a los flancos, los artilleros arrastran a brazo los pocos cañones -ennegrecidos por seis horas de fuego continuo- . La acción se asemeja a un ataque kamikaze. La avanzada enarbola la última bandera que le queda al ejercito.
Disipados los humos del combate ninguno de los jefes entiende la situación. Los patriotas, merced de su avance continuo y determinado, no solo se adueñan del campo de batalla; también capturan gran parte del parque de artillería enemigo.
Belgrano destaca un parlamento al jefe realista que, lejos de querer hacer efectiva su amenaza de la mañana de barrer a los rebeldes del campo, se apura a intentar salvar la derrota y conservar sus banderas.
Ambos partes -el del jefe realista y el de Belgrano- coinciden que el avance rebelde fue en todo momento marcado por un incesante repique de tambor. El jefe patrota indica que la victoria hubiese sido imposible sin el accionar del soldado-tambor que a pesar de su corta edad no se espanta y sigue marcando el paso ordenado de la embestida.
El tamborcillo de aquella jornada se llama Pedro Ríos. Nacido en la colonia agrícola de San Ignacio (actual Corrientes) cuenta solo 12 años. Pasa a la historia como "El Tambor de Tacuarí".
Vaya en esta pequeña crónica el homenaje de la Juventud de la CTA a los miles de jóvenes que pelearon -y en muchos casos murieron- para conquistar la libertad e independencia del país.
Seria interesante preguntarnos qué nos diferencia a nosotros de estos jóvenes. Qué nos hace no comprometernos, encontrar siempre una excusa.
Cúal es esa excusa frente a los 12 años del tambor de Tacuarí, a los 20 que tiene Mariano Necochea cuando combate en San Lorenzo como alférez, los 25 de Juan Lavalle cuando al frente de 96 Granaderos se lanza contra cuatrocientos realistas en Riobamba -y los derrota-.
Qué explicaciones tenemos para darles a estos jóvenes héroes de la patria nosotros que desde nuestra comodidad escamoteamos el compromiso que decimos tener con la liberación.

domingo, 7 de marzo de 2010

Domingos de poemas

Abrimos año, bastante tarde por cierto, y junto con el año abrimos ciclo en este blog. Me refiero a los "Domingos de poemas" donde intentaremos todos los domingos (o al menos la mayoría de ellos) acercarles poemas que estimamos primero muy buenos -y con eso solo bastaría- pero que además nos parezcan constructores.
Poesía para ese nuevo país, esa nueva sociedad de la que hablamos. Porque la revolución se hace primero en la cabeza de la gente. Porque el cambio y la lucha son hechos hermosos y totalmente humanos, y el arte es la representación de lo humano. El arte y la política son lo humano por excelencia, sea pues bienvenido el arte en este blog.
Abrimos, y no es casualidad, con "La poesía es un arma cargada de futuro" del español Gabriel Celaya. Luego de leer estos versos tan crudos y bellos a la vez, qué duda cabe del lugar que ocupa la poesía en este camino de transformar la sociedad.
Sin mucho más que decir, los dejamos en compañía del maestro.

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,

mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

Cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.